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5 Razones de por qué es mejor comer estacional

granadas

Ya lo han dicho muchos chefs famososo y expertos en salud: comer estacional es lo mejor que le puedes hacer a tu cuerpo, al medio ambiente y a tu billetera.  Sin embargo, hoy es cada vez más difícil darse cuenta qué productos son locales y de estación, ya que los supermercados están abastecidos prácticamente con los mismos productos todo el año, lo cual no es significativo de la realidad.

El año pasado la revista BBC Good Food Magazine realizó una encuesta en relación a la estacionalidad de la alimentación de los británicos, y los resultados fueron sorprendentemente tristes. De las más de 2 mil personas encuestadas, sólo un 5% de ellas supo identificar la época en que las moras están maduras y jugosas, y sólo el 4% supo indicar cuando las ciruelas alcanzan su punto ideal. 1 de cada 10 fue capaz de identificar la época de las grosellas y sólo un 7% del total supo identificar los espárragos con su estacionalidad. Todo esto a pesar de que un 86% de los encuestados se refirió a la importancia de la estacionalidad en el consumo de frutas y verduras, y un 78% declaró que compra sus veggies de acuerdo a las estaciones. ¿Y a ti, cómo te habría ido en esa encuesta?

¿Qué significa comer estacional?

Básicamente es comer o incluir en tu dieta, productos que se cosechan en la misma época que te los comes. Por ejemplo, tomates en verano, manzanas en otoño invierno, espárragos en primavera, etc. Esto implica que los productos que consumes están en su época, por lo que son más frescos, tienen más nutrientes, están más maduros y por lo tanto tienen mejor sabor. Además, son abundantes por lo que normalmente son más baratos. Acá te dejamos 5 razones de por qué comer estacional es mejor.

zapallos

  • Ahorras dinero

Dentro de las principales ventajas de comer estacional es que ahorras dinero. Las frutas y verduras de estación siempre son las más baratas ya que hay abundancia de ellas, por lo que el sistema se ordena por el principio básico de la economía: la oferta y la demanda. Cuando comemos productos fuera de estación, estos normalmente viajan desde otras partes (a veces incluso desde el otro lado del mundo), por lo que esos costos se suman al precio final que pagas. A modo de ejemplo, haz un ejercicio de comparación de precios este invierno con lo que encuentres en el próximo verano. Fíjate en cómo varían los precios de los limones en verano versus invierno, y los melones importados que hay hoy en algunos supermercados versus los locales en el verano.

  • Apoyas la economía local

Si comes estacional, estarás siempre apoyando a los agricultores locales y al desarrollo de la economía local. Además, puedes optar por apoyar programas de ferias locales, u organizaciones campesinas que te llevan canastas de frutas y verduras a la casa, ayudando a generar una comunidad de proveedores más fuerte y dinámica. Fíjate siempre de dónde vienen los productos que compras en los supermercados, o si compras en ferias libres, pregúntale a tu casero de dónde se abastece. Si quieres ir más lejos, puedes establecer un límite de kilómetros alrededor de donde tu vives y respetar los productos que se generen en ese radio. En el caso de Chile, los valles centrales y parte de los valles del norte tiene un clima privilegiado, por lo que se puede subsistir prácticamente todo el año con productos estacionales y locales de 100 kilómetros a la redonda. Sin embargo, si nos movemos hacia el sur y las zonas de clima más extremo como la Patagonia, por ejemplo, nos vemos en la obligación de flexibilizar un poco estos criterios de localidad.

mysore market

  • Obtienes productos con mejor sabor y más nutritivos

La fruta y verdura que ha madurado en la planta es siempre la más sabrosa y la más nutritiva. El dulzor de la fruta, sus jugos y su textura están en el momento perfecto cuando se cosechan en la estación, por lo que la experiencia sensorial de comer algo así es inigualable. Además, los nutrientes están en su máximo nivel, y comienzan a decaer una vez que la fruta es cosechada, así que mientras antes te la comas, mejor. Si nunca has tenido la experiencia de sacar un tomate directo de la mata y comerlo como si fuera una manzana, sin aliños ni nada, te recomiendo que lo pruebes. El sabor es fenomenal y mucho mejor que cualquiera que probarás en un supermercado.  ¡No podrás volver a comer tomates en invierno!

  • Reduces tu impacto ambiental

Las tecnologías de cultivo y los sistemas de transporte han avanzado muchísimo en los últimos 20-30 años, lo cual ha facilitado el desarrollo de un sistema alimentario industrial y globalizado. Seguro que hay muchas personas que consideran que esta mayor variedad y aparente abundancia es algo bueno y ni siquiera es un tema digno de cuestionar. Sin embargo, creo que siempre hay que analizar el lado B de todo esto antes de asumir una postura, ya que muchas veces existen consecuencias ambientales que no vemos, pero que no significa que no estén ahí. Los invernaderos industriales permiten generar condiciones artificiales de luz y calor para que crezcan productos de verano que de otra manera no crecerían en invierno. O al revés, las técnicas de refrigeración han avanzado lo suficiente como para mantener limones y naranjas refrigerados por meses y ponerlos en los supermercados en el verano como si fueran de la época. Los insumos adicionales que requiere este tipo de producción hacen que el producto final sea muy intensivo en términos de recursos naturales, aumentando no sólo su huella de carbono, y la dependencia de los combustibles fósiles.  Las frutas y verduras importadas tienen un impacto ambiental mucho más alto que aquellas producidas a nivel local, sólo por la distancia que han sido transportadas. Esto aumenta sus food miles o «kilómetros alimentarios», que a su vez incrementa la huella de carbono del producto. Cuando consumes de manera local y estacional estás ayudando a reducir todos estos impactos ambientales que vienen aparejados con la globalización de nuestra cadena alimentaria. Los productos recorren menos kilómetros, son madurados al sol y en condiciones naturales, y no requieren de meses de guarda.

manzanas

  • Te sincronizas con los ciclos de la naturaleza

Finalmente a un nivel más humano y espiritual si se quiere, volver a comer al ritmo de las estaciones nos ayuda a reconectar con los ciclos de la naturaleza. Esta forma de alimentarnos nos conecta con el lugar de donde vienen nuestros alimentos y con quien los produce; nos conecta con la tierra y con nuestro cuerpo, con los períodos de escasez y abundancia, y nos recuerda que somos parte de la naturaleza, por lo que esos ciclos también nos afectan. Es por eso que a nivel de salud también es importante comer los productos que nos entregan las estaciones, ya que son los ideales para equilibrar nuestro cuerpo según lo que suceda «afuera». Esto es uno de los principios fundamentales que nos enseña el Ayurveda para lograr el equilibrio interno. Aprendemos a balancear el calor del verano con frutas y verduras ligeras, refrescantes y llenas de agua, como son las sandías, tomates, pepinos, la albahaca, etc. Mientras que en invierno el trabajo temperante lo hacen las raíces, los tubérculos, los zapallos, las manzanas y las especias como la canela y el jengibre.

Frente a todos estos beneficios de comer estacional y local, sólo tengo una recomendación más y espero que no piensen que es contradictoria con lo que acabo de plantear. Como con cualquier otro movimiento alimenticio, no se vayan al extremo. Ser 100% saludable no es saludable, al igual que ser 100% ayurvédico, deja de ser ayurvédico. ¿Se entiende? Hay grandes beneficios de tener una vida saludable, y comer lo más local, orgánico y estacional posible. Pero el momento en que tu estilo de alimentación se convierte en un dogma con el que marchas por la vida, dejas de percibir los beneficios que te atrajeron en  un primer momento. Simplemente actúa con consciencia, y si estás en Chile y te mueres de ganas de hacer una limonada en verano con limones importados de Estados Unidos, ¡hazlo! Sólo se consciente de tus acciones y del esfuerzo en términos de recursos ambientales, económicos y sociales que hay detrás. De esa manera, podrás apreciar aún más el sabor de una rica limonada en verano y no desperdiciarás ni una sola gota.

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